Francesca Woodman, artista norteamericana, cuya producción se pasea suavemente por las calles de la ciudad de Murcia.Para todo aquel que desconozca lo que se cuece dentro de la fotografía, del propio individuo, de la creación artística que disfrute de tan alta exposición.
con tan solo trece años, y ya en ese retrato no se le Su fotografía de carácter real y figurativa, está imbuida de su mundo interior.Un mundo lleno de dudas y complejidades que se hacen patentes en sus láminas sepia. Empezó a auto fotografiarseve el rostro.
Su obra tiene un carácter autobiográfico, buscarse así misma, son pocas las veces en las que se le ve el rostro claramente, abundan las imágenes donde se camufla con el medio que la rodea, tanto la naturaleza, como a los propios espacios de uso doméstico. Poseía la capacidad de mirar hacia su interior, sin mostrarse realmente ante la cámara, que capta la realidad, y los miedos, los sentimientos, los complejos son difíciles de captar.
Juega con la luz, con las sombras, con las formas, y los espacios donde se inserta como si fuera parte de ello, hasta desaparecer. El perderse dentro de nuestro propio entorno.
El proceso artístico en estado puro, la idea, el sentimiento, la naturaleza, la vida, que no supo disfrutar, ni aceptarse así misma pues se suicidó tirándose por la ventana.
con tan solo trece años, y ya en ese retrato no se le Su fotografía de carácter real y figurativa, está imbuida de su mundo interior.Un mundo lleno de dudas y complejidades que se hacen patentes en sus láminas sepia. Empezó a auto fotografiarseve el rostro.
Su obra tiene un carácter autobiográfico, buscarse así misma, son pocas las veces en las que se le ve el rostro claramente, abundan las imágenes donde se camufla con el medio que la rodea, tanto la naturaleza, como a los propios espacios de uso doméstico. Poseía la capacidad de mirar hacia su interior, sin mostrarse realmente ante la cámara, que capta la realidad, y los miedos, los sentimientos, los complejos son difíciles de captar.
Juega con la luz, con las sombras, con las formas, y los espacios donde se inserta como si fuera parte de ello, hasta desaparecer. El perderse dentro de nuestro propio entorno.
El proceso artístico en estado puro, la idea, el sentimiento, la naturaleza, la vida, que no supo disfrutar, ni aceptarse así misma pues se suicidó tirándose por la ventana.
Maravillosa Francesca Woodman... muy recomendable para todos. Un ejercicio de introspección, un ejercicio de vida. La fina línea entre la luz y la sombra, en todas sus interpretaciones posibles.
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