

Siguiendo las indicaciones de una colega blogera (Profesora, va por ti), hace ya meses atrás en un ocasional paseo por la librería delante de los libros de un tal Murakami (que no el artista) recordé que alguien me los había recomendado. Claro, sin apuntar los títulos compré dos, uno para mí: Sauce ciego, mujer dormida (el de cuentos) y otro para regalarlo a una amiga devoradora de libros que tengo.
Ya frente al ordenador me dí cuenta que no había dado con el libro, pero bueno, leí entonces el que yo misma me había asignado, y no hace mucho si que comencé con Tokio Blues, Norwegian Wood. El enganche que tengo hacia el mismo me hace engullirlo progresivamente, claro cuando puedo sentarme a leer, y así he decidido compartir con vosotros, tanto la canción de Los Beatles, que yo no había escuchado (esta canción en concreto, no vayamos a mal pensar de la muchacha), como un fragmento del mismo, y la traducción de la canción. Sólo puedo decir que es muy recomendable, es un autor este Haruki Murakami, que engancha, creando su propia atmósfera.
Una vez tuve una chica
¿O debería decir
Que ella me tuvo a mí?
Me enseñó su habitación
¿No está bien?
Madera noruega
Me pidió que me quedara
Me dijo que me sentara
Miré a mi alrededor
Y no vi ninguna silla
Me senté en la alfombra
Esperando mi suerte
Bebiendo su vino
Hablamos hasta las dos
Y entonces me dijo
"Es hora de irse a la cama"
Me dijo que trabajaba por la mañana
Y se echó a reír
Yo le dije que no trabajaba
Y me arrastré hasta el baño para dormir
Y cuando me desperté
Estaba solo
El pájaro había volado
Así que encendí un fuego
¿No está bien?
Madera noruega.
El fragmento se inicia cuando Reiko, Naoko y Watanabe, reunidos, charlando comienzan una velada muy larga:
"Reiko fue a buscar una botella de vino blando de la nevera, la abrió con el sacacorchos y trajo tres copas. Era un vino tan ligero y delicioso que parecía de cosecha propia. Cuando el disco acabó, Reiko sacó un estuche de guitarra de debajo de la cama y, tras afinar el instrumento con mimo, empezó a tocar lentamente [...]Reiko, tras desentumecerse los dedos, empezó a tocar Norwegian Wood. Su interpretación estaba llena de sentimiento, sin caer en el sentimentalismo. Yo también introduje cien yenes de mi bolsillo en la hucha.
-Gracias-dijo Reiko sonriendo.
-Cuando escucho esta canción a veces me pongo triste-comentó Naoko-.No sé por qué, pero me siento como si me encontrara perdida en un espeso bosque. Hace frío, está muy oscuro y nadie viene a ayudarme. Por eso, si no se la pido ella no la toca nunca."
Caminando el tiempo, Goya, buscará por todos los medios acceder a la corte para poder trabajar para el rey (era el que mejor pagaba y más fama daba). Partiremos que sus inicios en la corte de amos tiempos (barroco y neoclásico) se iniciaron por "contactos", así Velázquez llega a Madrid una vez que el conde-duque de Olivares se convierte en válido y Goya, lo hará al ser llamado por Rafael Mengs (porque el cuñado de Goya, Francisco Bayeu estaba trabajando para Mengs en la Real Fábrica de Tapices).
Inicios similares para convertirse en grandes maestros de la pintura. De la misma manera Goya, albergará las mismas ansias de ascender en el entorno del rey, que le llevarán a una mejora en los encargos. La evolución de Goya, queda patente también en sus obras, en las cuáles se retrata como anteriormente lo hizo su maestro Velázquez (Goya tuvo la oportunidad de copiar las obras de Velázquez, al igual que las del resto de obras del Prado). Y su aparición en "La familia de Carlos IV", es como igualmente reflejó el maestro sevillano (de donde toma su inspiración para el cuadro), la exaltación y valoración de su pintura, de ahí que se coloque en la parte izquierda y semioculto al espectador, pero de frente y mirando con orgullo, retratando a la familia real.
Ambos querían lo mismo que sus obras fueran reconocidas, y que el arte de la pintura tomara el lugar que le correspondía.
"Granada", título de la canción que habla sobre la bellísima ciudad española, mi añoranza de la misma me ha llevado a colgar dicha canción. Escrita por el compositor Mexicano Agustín Lara para Pedro Vargas (<
Aquí dejo la de Mario Lanza de 1952, y la superior corresponde a Juan Diego Flores.
Mi desconocimiento sobre la misma, me llevaron a escucharla por vez primera en la voz del mismísimo Plácido Domingo como clausura del concierto (donde quedaban entradas de pura casualidad), en el que tras escuchar diferentes piezas de óperas en diversos idiomas, cantados excepcionalmente, claro, sin comprenderlos (alemán, francés o italiano) pero absolutamente bien interpretados (los pelos de punta). Terminó con diferentes interpretaciones personales sobre grandes temas de la canción entre ellos "Bésame" y "Ojos Verdes", clausurando con el tema aquí presente. Imagínense como estaba la platea desecha en aplausos y clamando bises. Gran concierto Plácido, yo terminé emocionadísima. Al que tenga oportunidad, se lo recomiendo.
Al entrar en nuestro querido "Google"....nos informa de que tal día como hoy en el año 1969, hace 40 años, se emitió el primer capitulo de Barrio Sésamo. Yo aquel día no estuve allí pero gracias a las reposiciones, durante años y años, me crié con estos magníficos personajes. Resulta que con el paso del tiempo la misma serie, se ha reelaborado o adaptado a los últimos tiempos, componiendo un total de más de 4.000 capítulos.
Aquí teneís uno de Supercoco, pedazo de super héroe:
A los amigos y compañeros inseparables, grandes Epi y el desesperado Blas ante las tonterías de su compañero:
Tras ver vídeos colgados en la red, os dejo la actuación de Espinete y Don Pimpom:
Me han faltado otros como el conde Draco, los Fraggle (que me entusiasmaba simplemente con las palmadas del principio), y mi amigo Gustavo el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo, que dificil ha sido encontrar algo "decente" (sí,sí, un gran porcentaje de lo que hay colgado en la red son las indecencias que se han hecho con los pobres personajes....que vergüenza¡¡). Aquí lo teneis con el monstruo de la galletas intentando explicar la felicidad:
Gracias a sus creadores por las risas y los recuerdos tan bonitos que años después nos siguen acercando al niño que una vez fuimos.