muchacha en la ventana

"Lo que sé, lo puede saber cualquiera, pero lo que siente mi corazón solo lo conozco yo" Goethe

sábado, 7 de marzo de 2009

FRANCIS BACON EL EL PRADO



Gran exposición la que alberga el Museo del Prado estos días, sobre el pintor anglo-irlandés Francis Bacon (1909-1992). Su obra está marcada por del rictus riguroso el siglo XX, hijo de su tiempo, de una época, sin formación académica ninguna, se hizo a sí mismo. Su obra, tiene por esto un carácter personal y autónomo alejado de las tendencias de su coetáneos.


Su obra, se centra en el ser humano, la vida, el movimiento, en el devenir de las cosas, recogiendo lo más íntimo de nosotros mismos, así vemos obras, en las que intenta recoger el movimiento de una persona sobre un taburete, como otras en las que hay otro individuo en un paisaje, descarnado o en un water, o incluso su vision sobre los grandes maestros del arte como es el caso de la imagen que añado, que corresponde a su vision sobre Velázquez.


Esa distancia que marca el propio artista sobre todo en la temática lo aleja de ser comprensible para el gran público, y lo lleva al ámbito de lo irracional en el arte, o a la pregunta que se hacían muchas de las personas que estaban en el museo, ¿pero eso es arte?


Para gustos colores, y para cada persona un arte diferente, juzguen ustedes mismos y acerquense a visitar a Bacon.

2 comentarios:

  1. Impresionante Bacon!!! Ya te lo he dicho, el David Lynch del arte! ;-)

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  2. No seamos tan exagerados.Sinceramente, sin ningún tipo de formación, se le va la pinza al tío y se pone a pintar lo primero que se le antoja.

    Que los temas, son muy diferentes a lo que se estaba haciendo en otras zonas, sobre todo informalismo, pues sí, que adentra en el interior y ve al hombre como naturaleza pura, pues sí.

    Pero,no me gusta, rompe con todo por desconocimiento de lo anterior, y sobre todo en toda su obra, es un encontrase a sí mismo, y a su condición de homosexual.

    David Lynch es muy grande, te he dicho que estoy viendo Twimns Peaks, se le iba la cabeza.

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"El sabio puede cambiar de opinion. El necio nunca", Kant